Hygge, dolce far niente

hotelcostarica_dolce-far-nienteQue la lengua se llena de neologismos no es novedad. Más si se tiene en cuenta el ritmo vertiginoso al que cambian las modas y lo que se considera actual. Hace pocos días aparecían artículos que hablaban de la felicidad de los daneses, resumían esto en un concepto bien escandinavo, hygge. Se refiere a momentos acogedores de los que suelen disfrutar en ese pequeño pero agradable país. Una forma de disfrute que contrasta, choca, entra en conflicto con ese ritmo vertiginoso que nos impone el día a día.

Si pensamos en todo lo que corremos día a día, en el estrés y las amarguras que soportamos de manera casi incesante, en cómo nuestros dispositivos suenan una y otra vez para recordarnos eventos y momentos de nuestras interminables agendas, más otros sonidos que interrumpen justo cuando vamos a poner en práctica lo que… Perdemos la cuenta de todo lo que hicimos al cabo del día, no aprovechamos el tiempo, no disfrutamos del momento presente, siempre pendientes de algo más o lamentando algo menos.

Cuando nos muestran la foto de una persona escandinava delante de la estufa, bebiendo una bebida caliente, acariciando el perro… no es precisamente la palabra hygge lo que viene a la mente, sino un concepto un poco más clásico, que evoca algunas películas italianas: dolce far niente. La dulce vivencia de no hacer nada.

En abril de este año me alojé en un agradable hotel porteño, de nombre Costa Rica, operado por franceses. Sí, bien internacional y hogareño al mismo tiempo. Ahí tuve mi propia vivencia del dolce far niente. Como lo pueden apreciar en la imagen. Un rato de respiro con un cóctel, antes de partir rumbo a la próxima anotación de la agenda. Porque está claro: cuando se disfruta de un rico rato de no hacer nada, lo que está por hacerse, lejos de apremiar, apenas difiere de un mero garabato.

Quién diría que, unos pocos meses después, comenzaría mi travesía del blogueo. A menudo, otra deliciosa versión del dolce far niente. Vaya un brindis por todos los blogueros que acompañan esta navegación.


Si quieren conocer más de este hotel, pueden visitar su sitio web. También está publicada mi opinión en TripAdvisor, una utilísima plataforma para evitar sorpresas.

24 comentarios sobre “Hygge, dolce far niente

  1. ¡A tu salud, Fabio! Últimamente voy pateando ese momento hygge (las meditaciones no cuentan), pero como dices, son justas y necesarias. Gracias por pasarte por mi blog, descubrir el tuyo ha sido un placer.
    Saludos.

    Le gusta a 1 persona

  2. Me he dado cuenta que también existen los casos (como el mío) en el que esos momentos de dolce far niente nos provocan pavor. Al menos a mí, me hacen sentir que el tiempo se me va y entonces mi vida es un estrés total. Ojalá algún día supere mi mal, porque vaya que me hace falta un respiro.

    Le gusta a 2 personas

      1. Eso mejor se lo preguntas a un semiólogo, ellos se especializan en eso. Si vamos al caso, el propio lenguaje está recargado de símbolos con significados que van cambiando según pasa el tiempo.

        Le gusta a 1 persona

      2. Será por lo de Descalzi, pero creí que también sabías de semiótica. Pero bien, pienso que todo está recargado de símbolos arbitrarios para aprender.

        Le gusta a 1 persona

¿Qué te parece?

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.