Sutiles colores
que pintan la noche
del gran bulevar
de las penas perdidas.
Humildes las flores,
sin tanto reproche
observan pasar
esas piernas curtidas.
Muy mal van de amores,
se suben al coche,
etéreo pesar
de palmeras dormidas.
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Ejemplar de cola de zorro (Pennisetum sp.) que crece como yuyo en el jardín de una casa abandonada sobre Bulevar Artigas, una arteria montevideana donde tradicionalmente paraban las mujeres del triste oficio, cada una junto a su palmera.
Linda pieza literaria. Que sirva como forma de indagar en las realidades que viven los y las trabajadore/as sexuales, con sus vulnerabilidades, que faltan ser reconocidas, y sus prejuicios, que necesitan ser enterrados.
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