
Quizás no lo tenemos en cuenta muy a menudo, pero pensarnos como uruguayos es también es incluir al norte, su mestizaje, la frontera, el sincretismo lingúistico y su valor cultural propio. Mirar hacia el Uruguay profundo en general nos cuesta bastante. Y más cuando nos referimos a sus manifestaciones artísticas y literarias. Si bien en varias escuelas de la frontera se está implementando la educación bilingüe español-portugués, cuyo objetivo es formar a los alumnos norteños partiendo de su propia realidad, nuestra tendencia es a homogeneizar.
No es abundante la producción literaria en portuñol. Resulta significativo que el escritor joven uruguayo que más se ha dedicado explorar los cruces y las variables de las especificidades del portuñol sea un docente de literatura de Artigas. Fabián Severo nació en 1981 y además de dar clases, coordina talleres de escritura. Se trata de alguien consciente del uso de transferencia y de las marcas lingüísticas como proyección y como límite de expresiones diversas. Ha publicado varios libros con críticas excelentes: Poemas en Portuñol (Ediciones del Rincón, 2010), Noite nu Norte. Noche en el Norte. Poesía de Frontera (Rumbo Editorial, 2011), Viento de nadie (Rumbo Editorial, 2013), NósOtros (Rumbo Editorial, 2014) y Viralata (Rumbo Editorial, 2015). Sus textos se traducen en imágenes poéticas sencillas de carga metafórica profunda. En cada estrofa se refleja el tráfico de lenguas y fronteras, con lo cual, a nuestro criterio, se trata de una decisión y un procedimiento no solo de corte estético, sino que también implica una ética de la existencia que considera la riqueza de la inclusión y la diversidad como muestra de la belleza y la esencia del Reino de Dios, como marca de una ética de la convivencia.
TRINTIUNO
A mim me gustava los cumpleaño
aunque casi nunca pudía ir.
Asvés no tiña ropa
asvés no tenía regalo.
Cuando nos pudía comprá regalo
comprava bombacha, calsonsiyo o meia.
Si el cumpleaño era de niña
i nos noum tiña diñeiro
nos agarrava alguna joya de las madre.
Una vuelta pasó algo mui ingrasado.
El Caio había yevado una bombaya
de regalo para Gabriela
i cuando nos istava jugando la escondida
él se emburró porque tenían feito trampa
intonse
entró un cuarto
i sacó de inrriba da cama
onde istavan todos los regalo
la primera bombacha que encontró
i se foi.
Si pudíamo ir
nos aproveitava para cumé.
A mi me gustava los posiyo con ensalada rusa
i los sánguche
mas iso sempre era lo que menos había
lo que mas había
era galletita salada con maionese
i un pedaso de morrón insima.
Nos nunca iva
mas cuando pudía
era uma fiesta.
(Publicado en Revista Umbrales).
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