Ciencia ficción: “Alive Alive Oh” #02

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Semana anterior: nace una niña en otro planeta.


Owen y yo estuvimos en la tercera ola de científicos que fueron a la colonia; llegamos a ser unos pocos miles como máximo. Era un viaje largo: cinco meses de viaje y luego diez años en la base, más cinco meses más de regreso. Y aún así, parecía razonable, hasta que unos años después nació Megan.La primera misión de regreso a California fue un desastre. Los investigadores originales –incluyendo a mi amiga Jeanine Davies– estaban tan emocionados acerca del regreso a casa. Jeanine se quedó despierta toda la noche por la expectativa. Me dijo que se iba a dar una panzada de frutas y verduras frescas y luego iba a salir a disfrutar de sentir el viento contra su cara. Hicimos planes para encontrarnos en Cardiff cuando el contrato de Owen hubiera terminado. De lo único que se arrepentía era de no poder ver a Megan por unos años. Estaba tan llena de energía, era la viva imagen de la salud. Se iba a casa.

Cuando la cápsula los dejó en el centro especial en el desierto de California, los tripulantes cayeron gravemente enfermos. Tomó un tiempo recibir las noticias. Jeanine estaba muerta. Todos ellos, muertos. Eran portadores de una bacteria desconocida en sus entrañas, la cual se volvió maligna en la atmósfera terrestre. Y no solo los recién llegados, todos: la bacteria se propagó con una virulencia que no había sido vista desde la Peste Negra. Así que G851.5.32 fue puesto bajo cuarentena y todos los viajes programados a la Madre Tierra fueron cancelados sin tener la más mínima idea de cuándo íbamos a poder volver.

“En este momento es otoño en la península de Gower”, le dije a Megan. “Estaríamos juntando moras si estuviéramos en casa. El cielo debería estar gris y lloviendo. El viento es frío y los caminos llenos de charcos”.

“¿En serio salías afuera sin antiparras ni nada?” Megan nunca había sentido la brisa contra su piel. Salíamos a pasear, en la parte alta de la playa, a una distancia segura de las aguas ácidas. Ella me rogaba que le contara más sobre ‘el pasado’, como ella lo llamaba: Gales era una tierra inalcanzable que solo existía en historias. Dejé de corregirla a medida que pasaron algunos años. No tenía sentido hacerlo.

“Solo un paraguas y un par de zapatos resistentes. Date cuenta de que nos agarrábamos la gripe, nos resfriábamos y nos duraba todo el invierno. Vos tenés suerte en ese sentido”.

Las enfermedades son raras aquí en nuestra colonia estéril y el centro médico trata los síntomas de forma rápida. Han invertido miles de horas tratando de encontrar a la bacteria que mató a quienes regresaron a casa, pero aparentemente está en estado latente aquí, mutando en un asesino despiadado al llegar a la atmósfera terrestre. Y simplemente no pueden mandar gente a la Tierra para morir, incluso si los científicos en tierra estuvieran dispuestos a arriesgarse a hacer la investigación. Ellos aislaron la plaga en California acordonando todo el desierto, y dejaron a los portadores morir en soledad.

“El mar siempre está frío, pero para octubre estaba congelante. Solíamos caminar por la playa camino a casa. Nos retábamos entre nosotros a correr a enfrentar las olas. El agua estaba tan fría que se sentía como que quemaba”. A veces se necesitaba de un par de sorbitos de vodka para juntar el coraje. El frío podría hacer que tu corazón se detuviera.


Próxima semana: la hija se vuelve cada vez más curiosa, ansía una comida deliciosa.


©2013 por Sylvia Spruck Wrigley, autora del original en inglés «Alive Alive Oh» (disponible en línea en la revista digital Lightspeed Magazine).

Traducción al castellano de Marcel Sirer, año 2014, en el marco de su proyecto final para el Diploma en Traducción del IMUC. Tutor del proyecto: Fabio Descalzi.

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7 comentarios sobre “Ciencia ficción: “Alive Alive Oh” #02

  1. Una increíble visión, Fabio…en el futuro tendremos que habitar otros mundos y quizás ésta ficción sea parte de nuestra realidad, hace poco estuve mirando un documental que muestra que la tierra tiene fecha de vencimiento, por el agrandamiento del sol. Abrazos…

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    1. Y la ciencia ficción siempre tiene algo más, como un pretexto para ficcionalizar cosas realísimas. Esta autora ha vivido con su criatura en distintos lugares, la sensación de peligro «afuera» es real, como también es real la incertidumbre respecto del futuro que le puede esperar.

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    1. Probablemente, una metáfora muy fuerte de lo que les pasa a los inmigrantes que NUNCA MAS van a poder volver al «mismo» país del que se fueron, aunque las condiciones fácticas sí se lo permitan. Porque el país que se deja atrás se pierde PARA SIEMPRE, no se vive el «cómo» se va transformando, y después, el duelo es tremendo.

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