Van casi veinte años de esta publicación en las amplias páginas de EL PAIS de Montevideo. Allí aparezco agachado, bien al medio, inconfundible mi cabeza redonda con una frente muy, muy ancha. Formé parte del equipo de redacción del matutino montevideano, me desempeñaba en el área de armado en pantalla. Estaba instalado entre los correctores de textos y los operadores de imágenes. Escuchaba las conversaciones de los periodistas, noteros, reporteros gráficos y corresponsales. También pude ver y tocar el embrión de la publicación en línea del diario.
Un ambiente de trabajo maravilloso, con la bohemia de los tiempos de espera, seguida de los apuros que conllevaban las entregas de las páginas en esos horarios hasta tan tarde. En la jerga decíamos «estamos enterrados». Lo que me recordaba también a las épocas de facultad. Algunas veces eran noticias anodinas, sucedidas por hechos destacados como los Acuerdos de Dayton o el fallecimiento de la Madre Teresa. O festejos deportivos, como el del vicecampeonato mundial juvenil de fútbol. Todos esos hechos fueron pasando por mi pantalla de trabajo. Y también festejábamos nuestros cumpleaños con masitas y refrescos.
Estuvimos dos años cubriendo páginas de la historia, dándoles imágenes y color, llevándolas a un público muy amplio. Yo no escribía las noticias, aunque ganas no me faltaron. Tuve oportunidad de alternar con grandes del periodismo cultural como Homero Alsina Thevenet y Carlos Maggi. El caricaturista Arotxa trabajaba allí, dibujando a grandes trazos. Muchísimos periodistas destacados en la actualidad también hicieron sus primeras armas en esta publicación.
En esa época, publicar era un emprendimiento costoso y complejo. Hoy en día puede ser casi tan sencillo como decir «quiero hacerlo». Claro que después está el tema de cómo se le da difusión, pero eso es otro cantar. Lo fundamental es que viví para contar que conocí la vieja época de un diario, vi nacer la nueva era, y me fui tentando poco a poco con la posibilidad de llegar a escribir y llevar yo también mi propia publicación. ¡Aquí estoy! Y también se me brindó la oportunidad de integrarme al equipo de redacción de Scripto.es con el proyecto #TextosSolidarios. Las puertas se siguen abriendo.
En este año que casi termina, vaya un cálido saludo a todos mis viejos compañeros de la redacción de EL PAIS, con el mejor de los recuerdos.
Hermoso entrenamiento.
FELIZ 2017
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Veinte años no es nada, verdad. En aquel mismo período yo también trabajé en un equipo periodístico a nivel nacional, y conozco este ambiente muy bien. Gracias por compartir tu recuerdo.
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Claro que quien está «en la calle» no corre con las mismas adversidades que quien está en uno de los últimos engranajes de la cadena de producción de noticias; pero está bueno integrar un equipo así.
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¡Eyyy! ¡Qué estás igual! Es bello este recuerdo tuyo, me encanta. Un abrazo de luz.
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Como dice el tango, «que veinte años no es nada…».
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Pero Fabio yo te veo igualito, gracias por compartir ese recuerdo!
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Bonito recuerdo y bonita experiencia. 🙂
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Olé ese Fabio!!!!!
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Vales para todo Fabio 🙂 no hace falta la foto para saberlo, besos enormes !!!
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Sí, pero me da cosa verme en esa foto, y recordar que estaba apenas recién casado y con veinte kilos menos que ahora…
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Bueno todos al mirar nuestras fotos años atrás vemos el cambio, yo también eso es igual a vida, besos Fabio 🙂 muashhh.
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