16 de julio de 2018 (página de mi diario)
Releía recién lo que escribí hace ocho años, cuando perdíamos en la semifinal. Lloraba de orgullo. Pero lo que viví ayer con la final fue para quedarme mudo. Otra cosa no se puede decir. Porque lo que sentí…
Pasó mucha agua bajo los puentes desde aquellas líneas. Hice mis estudios y los terminé. Mientras tanto, también empecé a competir en natación. Y me conseguí trabajo en un diario. Y empecé a ahorrarme lo mío.
Hasta tuve un golpe de suerte impresionante. Fui a hacer un mandado al supermercado enorme que queda a cinco cuadras de casa, con lo que compré pude entrar en un sorteo que hacían… y gané dos pasajes para ir al mundial. Increíble. Invité a un amigo a ir conmigo. Por mi silla de ruedas no iba a ser problema, en todos lados me abren paso.
Porque yo siempre hice fuerza para abrirme paso. Y así me está yendo. Como que encaré a mi jefe en el diario, le dije que me iba al mundial sí o sí, y me ofreció para hacer la cobertura. Ni se molestó en empezar con su perorata de que el presupuesto que tenía la empresa era bajo cuando le mostré el pasaje. Así fueron las cosas. Los del diario ni se imaginaron que podían llegar a tener su propio corresponsal: ¡yo!
Así que para Rusia nos fuimos más de un mes. Disfruté de todos los partidos que ganamos. Me la banqué con el que perdimos frente a los franceses. Cruzamos todo tipo de apuestas a ver quién ganaba… justo estos vienen a salir campeones, pensé. Pero… ahí fue que pasó lo que pasó.
Salimos del partido. Nos mandamos a la conferencia de prensa. Me arrimé hasta un periodista que conocía de la tele, codeándolo le mostré mi bandera, guiñándole el ojo le dije que se la diera… El asunto es que el mejor jugador del partido se colgó mi bandera al cuello. La bandera de mi país. De esa selección que él mismo había derrotado dos partidos atrás. Pero en la que tenía amigos de la cancha y de la vida. De mi país.
Así es el fútbol. Así es la vida. Nunca sabés de dónde tomás para dar.
¡El franchute campeón se colgó mi bandera, nomá’! ¡Vamo’ arriba!
United by love, por la cantante y actriz uruguaya Natalia Oreiro (2018). Cantada en español, inglés y ruso, con escenas de su Villa del Cerro natal, fue compuesta especialmente para el Mundial de Rusia y era la cortina musical que siempre escuchábamos en los programas futbolísticos.
La anécdota del futbolista francés Antoine Griezmann con la bandera uruguaya en la conferencia de prensa tras la final del Mundial es totalmente verídica, se puede leer haciendo clic aquí, también se ve en video de Youtube.
Fuente de la imagen destacada: Ovación Digital de EL PAIS.
Entrada ya publicada en Letras&Poesía la semana pasada.