En un muro del restaurante judío «Hola, Jacoba» de Palermo Soho, Buenos Aires, se aprecia esta vistosa colección. La jamsa (en hebreo: חַמְסָה, hamsa, en árabe: خمسة jamsah), llamada también mano de Fátima, es símbolo de protección; su origen es muy remoto, tal vez fenicio o egipcio. Se cree que protege contra el mal de ojo.
En el instante 1.11 del video comienza un ritmo muy familiar para nosotros, los montevideanos: chas, chas-chás, chas-chas. ¿Tamboril de candombe? ¿Ritmo de fusión?
En eso, una voz masculina empieza a cantarle a su chica querida, la luz de sus ojos, la que vive en su imaginación… pero en árabe. La lengua del sirio Amir.
Nour el Ein, un tema de pop árabe de 1996 interpretado por el egipcio Amr Diab, me inspira por su ritmo, su alegría, su interculturalidad implícita. Oriental.
Aprovecho a explicar lo que se oye. Yo, montevideano, escucho música afrouruguaya. Un árabe como Amir, en cambio, escucha su música. Esa es la magia de las múltiples lecturas. Y de los múltiples mensajes contenidos en un mismo vehículo (en este caso, ritmo).
Hoy es mi cumpleaños. Me hago el regalo de generar expectativa.
Linterna de piedra,
sumiso sosiego,
susurran las aguas
lejanos requiebros.
Las gotas del lago
con notas de Oriente
procuran serenas
palpar a la gente.
Princesa Sayako,
sin par fundadora,
tu verba florece
cimbrando en las rocas.
Imagen del Jardín Japonés Heisei de Montevideo (モンテビデオの日本庭園), inaugurado por la princesa Sayako en 2001 al cumplirse 80 años de las relaciones entre la República Oriental del Uruguay y Japón (el imperio del sol naciente).