Un rey llamado Juan Carlos

ONETTI
Foto de archivo (sin fecha) de Juan Carlos Onetti. Fuente: http://blogs.grupojoly.com/disidencias/tag/juan-carlos-onetti/

Quienes nacimos y vivimos en un país surgido bajo la bandera del republicanismo, vemos a la realeza como algo lejano. Raro, remoto, rebuscado, un poco altivo, acaso distinguido del resto. Así las cosas, cuando vemos pasar a un legítimo miembro de una casa real, abrigamos una extraña mezcla de admiración y curiosidad. Así fue como me sentí, allá por 1983, cuando el penúltimo titular de la corona de los Borbones visitó Montevideo. Al igual que tantos vecinos de Punta Carretas, caminamos hacia Bulevar Artigas, importante arteria que homenajea al máximo prócer oriental (el mismo que casi dos siglos antes luchara contra el ejército de otro Borbón) para ver pasar, saludar y vivar a Juan Carlos. Horas después, muchos otros conciudadanos uruguayos aplaudirían a rabiar cuando el muy mentado monarca se daba el gusto de refregarle en la cara a un dictador militar las virtudes civiles y morales de los sistemas democráticos. Y también, de aludir elogiosamente a un rey de las letras, un uruguayo exiliado en España, su más insigne tocayo: Onetti.

Mucho se ha escrito y discutido sobre la obra del destacado novelista y cuentista, de quien se dice que fue uno de los pocos existencialistas de las letras hispánicas. Muy uruguayo él, nostalgioso y de bajo perfil, celoso de su imagen, no permitió que lo fotografiaran quienes tal vez fueron sus últimos entrevistadores cuando transcurría el otoño de su vida en España, de donde jamás regresó. Se ve que los docentes de literatura llegan al extremo de respetarle ese bajo perfil, porque nunca tuve la fortuna de asistir a una clase de idioma o letras en la que se tratase su obra. Y para colmo, no es fácil de leer. Como me dijo una escritora amiga, no es sencillo empezar a leer a Onetti; es como zambullirse en una piscina llena de espeso dulce de leche. Hay que tomarle el gusto de a poco. Hice caso; primero leí una colección de cuentos. Después, ahí sí, me tiré al agua con Juntacadáveres, su onceava novela. Y en qué momento lo vine a hacer…

Enero. Verano rioplatense de 2016. Como es habitual, me tomé unos días de respiro y desenchufe. Y  es literal, porque no uso mi computadora cuando me voy de vacaciones, estoy virtualmente desconectado. Literal fue también la inspiración que tuve, esos días sí que estuve conectado con una voz interior. Birome y cuaderno en mano, fui escribiendo lo que me venía a la mente. Al mismo tiempo, como en un curioso diálogo, iba leyendo Juntacadáveres. Sin pretensiones de copiar nada, pero buscando algo. Como un espejo de lo pensado, como un reflejo de lo imaginado. Onetti pinta a tres prostitutas desgastadas y desgraciadas; mi mano delineó tres varones adolescentes llenos de energía, con todo por vivir y que ni piensan en recurrir a la prostitución. «Junta» procede inescrupulosamente, solo le importa hacer negocio con la satisfacción al margen de la moral; en cambio, ellos tres no hablan de moral, hacen lo que sienten y proceden como piensan. Así fue con todo; mientras leía esas frondosas letras, algo rebotaba en mi interior y se volcaba en el papel. Esa deliciosa sensación indescriptible de dejar que la punta del bolígrafo se deslice sola, respondiendo a los impulsos de la conexión interior.

No sé si se verán publicadas esas líneas que escribí sobre los tres personajes. Va a pasar mucha agua bajo el puente. Pero una cosa es cierta: el narrador de Onetti me pudo. Esa compleja estructura tiene algo que engancha al lector atento. Es claro: Juan Carlos, el rey de los relatos, reclutó a un nuevo súbdito.

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12 comentarios sobre “Un rey llamado Juan Carlos

  1. Magnifico artículo sobre Juan Carlos que me enganchó definitivamente cuando del Borbón pasa al escritor Onetti. Tienes razón cuando afirmas que no es fácil de leer. Hace años lo intenté con «El astillero». Me dejó un regusto amargo cuando me resultó imposible entender aquella prosa de frases largas. Leer a un autor tan prestigioso y no entenderlo resulta un tanto decepcionante o simplemente es una prueba de no estar preparado para la empresa. Puede que sea el tiempo de volver a su lectura,
    Me gustó la palabra vivar, aquí por estas tierras no se utiliza. Saludos

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  2. hola Fabio
    excelentes tus blog.. a veces leerlos al pasar y volver a leer …con mas tiempo…porque es mucho el material que escribes.
    felucitaciones !!
    que tengas un lindo dia!!
    beso grande.

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  3. Muy bueno tu artículo. Recuerdo perfectamente cuando vino el rey Juan Carlos. Al principio no nos gustaba mucho que viniera un rey, tal vez por las razones que dices pero luego corrió el rumor de que venia a interceder por el restablecimiento democrático en nuestro país, lo que nos dio un respiro y nos llenó de esperanza, que era lo que estábamos necesitando!!! Hay mucho escrito sobre Onetti, sobre su obra y mil anécdotas de amigos que describen muy bien a este escritor /hombre tan especial, rechazado muchas veces, admirado e incomprendido otras y jamas reconocido como lo merecía. A fines de los 80 vi un documental, una entrevista que le hizo no recuerdo ahora quien, que te recomiendo busques y veas, te va a emocionar. Quedo a la espera de la historia de tus tres personajes de ahora. Un abrazo!

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    1. Faltaba algo menos de dos años para lo que fueran nuestras primeras elecciones democráticas. Y el régimen dictatorial militar pretendía tener al rey como legitimador de su «defensa de la patria»… ¡menudo lío se les armó a nuestros milicos!
      Gracias por leerlo, Alejandro. Y encantado de recomendarte.

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