
Decime la verdad, ¿no está buenísima esta imagen? Parece un cuadro constructivista en versión curvilínea. Con la redondez que lima las rasposas asperezas puntiagudas.
Es habitual que en toda publicación haya una editorial que se dedique a muchas tareas. Pero cuando el que publica es el propio autor, corrés el riesgo de equivocarte feo en un montón de detalles que te terminan afeando tu libro. Sí, el texto al que tanto trabajo le dedicaste. Vas muerto si no tenés quién te lo redondee.
Mar Celeste es el taller de corrección y edición de textos al que recurrí en esa instancia crucial de mi recorrido por el mundo literario. Celeste Moreno es la maravillosa persona que está detrás de ese cartel con el pececito. No solo realiza la corrección ortotipográfica, también se dedica con mucho amor al relato, a buscar la coherencia de los hilos narrativos, a comprender el desarrollo de la obra (y si está bien expresado). Con mucho tacto te va haciendo sugerencias para que tu obra quede mucho mejor. Ni te imaginás cómo con tan poco podés conseguir algo tan distinto. Que al fin quede por escrito esa palabra que tenías en la punta de la lengua (o de los dedos).
Muchas gracias, Celeste, por ayudarme a navegar en el mar de mis letras.
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