Etiqueta: Traicionar

Los Tigres se comentan

Comienzan a llegar los comentarios sobre los Tres terribles tigres.

Aquí te presento uno, de la pluma de un lector muy calificado: Juan Pablo Zorrilla.

Me encantó lo audaz del tema; el libro no se anda con medias tintas. Ya cuando vi que arranca con una advertencia, supe que era del tipo de libro que me gusta. Pinta un mundo muy oscuro, lleno de trampas y tentaciones, y los chicos van tratando de abrirse camino a los golpes, sin nadie que los guíe más que las hormonas. Ni siquiera hablan entre ellos de lo que les pasa, a lo mejor por la vergüenza o culpa de saber que lo que hacen está mal. Y cuando al fin consiguen lo que pensaban que querían, no los satisface, siguen siendo esclavos de los instintos, hasta que les caen encima las consecuencias.

Es el retrato de un mundo muy sombrío, donde los pocos personajes que no traicionan son los traicionados y a lo mejor terminarán decepcionándose, pensando que para qué ser un gil que hace las cosas bien, cuando todos están en cualquier cosa. Y viendo cómo se comportan los adultos, parecería que están destinados a terminar así.

El relato es crudo y agresivo, desde el punto de vista de tres imberbes confundidos, que se piensan que son los machos de América y todas las chicas son putas. Por eso es un libro audaz: sería fácil para el lector horrorizarse y pensar que es un texto machista y misógino, cuando en realidad lo que refleja es la mentalidad ignorante de los que solo piensan con los testículos, que creen que se las saben todas, que son unos fenómenos por acostarse con adultos cuando en realidad están siendo abusados, y sufren la desesperación del que está solo y no puede encontrar lo que le falta.

Y así siguen los tigres, acumulando manchas, no terribles como se creen, sino cada vez más tristes. Llegará un punto en el que, en medio de todas sus atrocidades, habrán de encontrar el lugar al que pertenecen.

Juan Pablo Zorrilla
dibujante y autor
Premio Morosoli 2008

#tresterriblestigres
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Seísmo de sábado

dark room guy

Amanece por la celosía.
Tahir entreabre los ojos, todavía rojizos.
Se los frota con fruición.
Sabe que dentro de un rato le traen a Tomás.
Precisa ese rato para volver en sí. De la resaca de sexo soez. Del grosero galope goloso.
Pero ese rato no es otra cosa que… la mañana después.
Impío vacío.
Se arrastra hasta la heladera.
Un cubo de hielo en la frente.
El agua helada chorreando en los ojos.
Listo. Me visto. Me alisto.
Justo a tiempo que toca a la puerta.
Abre.

—¡Papá! —se le abraza a la rodilla Tomás.
—Mañana a mediodía en la casa de mamá —dispone la voz de ella, sin mirar.

La puerta se cierra. La casa se llena.
Hasta mañana se sabe quién es el dueño de casa.
Llena, por fin.
La voz de Tomás le ocupa los pensamientos.
Mientras un cruel eco le retumba en el vacío del corazón.
Impío vacío.
El que queda tras la imperdonable traición al único amor que supo tener.
Pensar que fue hace tan poco…
¿Cuánto duró? Mejor ni pensarlo.

Tomás se arrodilla a jugar.
Tahir se arrodilla al lado.
No se puede decir, o el machismo que lo domina se va a enterar: Tahir juega a rezar.
Tahir quiere rezar en serio. No es juego. Pero no le sale.
Sabe que tiene que aprender a pedir perdón. No es juego. Pero no le nace.
Sufre.
Lo quisiera decir. Pero él es macho….
¿Aguanta?

Les Pleurs por el maestro violagambista francés Monsieur de Sainte-Colombe (siglo XVII). Esta melodía forma parte de la banda sonora de la película Tous les matins du monde (1991, dirección de Alain Corneau). El personaje de mi texto… ¿qué querés que te diga? «Tropezó de nuevo y con la misma piedra».


Ya publicado en Letras&Poesía el mes pasado.