Etiqueta: Vela

Dos meses con la gente

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Qué agradable que es celebrar. Muchos momentos remiten a los primeros festejos. Esos que se hacían con toda la familia, muchos tíos llenaban la casa, los abuelos eran los reyes de la fiesta, la madre servía la torta, el padre encendía las velas. Como estas de la imagen, o tal vez más esbeltas. Pero con esa sencillez que tienen las llamas, que se elevan y sacuden con cualquier soplidito que les llegue. Hoy, enciendo estas dos para todos.

Dos. Sí, dos meses de actividad en la blogosfera. Con mucha satisfacción. Cada rato destinado a escribir una entrada, un artículo, un comentario, es una dedicación que ese espacio sin duda merece. Como tantos otros en donde está la gente. Los que bloguean y los que simplemente leen. Los que buscan algo y los que ya saben qué encontrar. Los que están esperando la próxima entrada y los que la encontraron por casualidad.

A todos, muchas gracias. Estén donde estén, espero que les llegue la luz de estas dos velas.


Actualización al final de la jornada: parece magia. El total de visitas al sitio es de 4242. Otro canto al número 2…

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Apagón con (des)conexión

iluminacion-faroles-antiguedades-18311-MLU20153269175_082014-YQuienes vivan inmersos en la modernidad tecnológica, tal vez se sorprendan de saber que todavía hay apagones, cortes de luz, interrupciones del suministro de energía eléctrica, o como les quieran llamar. Pero sí, existen. Hoy de mañana fue sorpresivo. A veces, son parte de un programa de mejora de infraestructura. En el pasado, hasta eran programados.

Estoy hablando de fines de los años 70, épocas de encarecimiento del petróleo, carencias de infraestructura energética, y otras yerbas que no vienen a cuento. Lo que sí les cuento es que en mi barrio tocaban apagones los domingos. Las familias preparaban sus faroles a mantilla, sus velas, sus braseros, sus estufas a leña. Todo lo que diera luz por combustión servía. Y por consecuencia tenía que toda la familia se reunía, como adorando el fogón. Porque ya fuera carbón o vela, no había novela en la televisión. Les confieso: me encantaba jugar con el sebo de las velas.

Hoy nos volveríamos locos. Pero en ese entonces, nos organizábamos un poco. Nada de entretenimientos electrónicos de ninguna especie. Apenas alguno que se animaba a leer o escribir a la luz del farol, si era suficiente. Pero la mente no descansaba. Muchos cuentos se contaban, muchas anécdotas llenaban las bocas. Las personas serían pocas, pero la curiosidad era grande. Porque siempre se aparecía algún nuevo-viejo cuento, algún olvidado pariente, algún recordable amigo en la narración.

¡Qué recuerdos de apagón!

¡Qué nochecitas con emoción!