Etiqueta: Pasión

El más grande

Es el más grande. Sobresale de sobra.

La inspiración le abunda.

Puede (casi) todo lo que quiere.

Encuentra un tesoro en sus amigos.

Muchas lo mueven a mucho.

Bastante puede.

De pronto, todo le pasará de repente. A su corta edad. Seguir leyendo «El más grande»

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El más chico

Es el más chico. Mimado y consentido.

Inspira buena onda.

Puede ser el mejor.

Busca amigos y amor.

Más de una lo mueve.

Algo puede.

De pronto, todo le pasará de repente. A su corta edad. Seguir leyendo «El más chico»

El del medio

Es el del medio. Bien del montón.

Aspira pero no inspira.

Quiere pero no puede.

Busca pero no encuentra.

Igual, todas lo mueven.

Total, todas lo pueden.

De pronto, todo le pasará de repente. A su corta edad. Seguir leyendo «El del medio»

¡Volver a vivir!

Sobre_los_humedales_cada_amanecer_es_unico

El resplandor del amanecer me desvela como una caricia. No quiero despertarla, prefiero que descanse tranquila después de esta semana agotadora.

Hace apenas diez días que estamos juntos. No ha dejado de correr de arriba para abajo, de ir y venir haciendo cosas, de arreglar cada rincón para que parezca como nuevo. Y es que nuestra vida es nueva. Para mí, sin duda.

Apenas puedo creerlo. Ya ni me animo a calificar lo nuestro como normal o anormal, porque parece que en este mundo ya nada lo es, tanto da. Pero… Ya estoy cansado de trotar por la vida, cayéndome siempre de la montura. Ahora, voy a andar lento pero seguro.

Mejor me levanto ya mismo y voy aprontando el desayuno. El que a ella le gusta. Apenas le conozco los gustos desde que me mudé con ella, pero esto sé que le va a encantar. Y esto otro también. Ah, por supuesto, y una flor de estas que crecen en la ventana.

Esta vez no puedo fallar. No voy a fallar.

Hoy me levanté bien. Inspirado. Elijo seguir con ella. Y la voy a seguir eligiendo todos los días. Lo sé.

Canon y giga en re mayor, por Johann Pachelbel (1680). Un plácido despertar de los sentidos.


Publicado en Letras & Poesía hace pocos días.

Nosotros, los intrépidos indios que levantamos rascacielos

Catedrales del cieloCon las debidas licencias por utilizar la primera persona para entrar en la cabeza de un narrador perteneciente a la tribu mohawk de Quebec, comienzo a relatar esta fascinante historia que vale la pena leer en versión completa.

Todos tenemos en mente las terribles imágenes del atentado contra las Torres Gemelas. Pero pocos lectores se han puesto a pensar en quiénes cortamos en trozos el montón de restos para buscar sobrevivientes. Ni tampoco, en quiénes las construimos (estas torres, muchos otros rascacielos y demás estructuras metálicas gigantescas que todos aprovechan), cómo es desplazarnos allá arriba, al lado de las águilas del cielo. Y qué vidas llevamos cuando no estamos trabajando, nosotros, habitantes del hemisferio occidental desde mucho antes de la llegada de los europeos. Nosotros que, en vez de resignarnos a una triste suerte, decidimos aprender el oficio de herrero de obra (llamado también montador de acero) para así contribuir al desarrollo de lo que todos admiran.

Los antiguos egipcios tuvieron sus pirámides, los chinos la gran muralla… pues bien, nosotros hicimos «nuestros» rascacielos de acero. Así se lo narramos con orgullo a nuestros hijos y nietos. Porque además, como es de imaginar, también vivimos nuestras vidas, nos entusiasmamos, maduramos muy pronto, nos enamoramos, a veces nos decepcionamos, pero nunca bajamos los brazos.

Estimado lector, te invito a que leas más sobre nosotros y nuestras gigantescas artesanías que acarician el cielo. Dan ganas de avanzar para ver qué sorpresa aguarda en cada capítulo, si un puente, un rascacielos o un nuevo amor inesperado. Seguro que te apasionará.

Las catedrales del cielo, por Michel Moutot. Traducción al castellano de Elena Bernardo Gil y Alicia Martorell Linares. Grijalbo, 2018, 656 páginas. ISBN 9788425356018. Disponible en librerías. Reseña online en este enlace.