Etiqueta: Crecer

Ecos de adolescencias

Un colega peruano, Pablo Alejos Flores, publicó recién en su blog una reseña de mi libro Tres terribles tigres. Se resume así:

A leer estas crónicas resonaban en mí los recuerdos de cuando iba al colegio e interactuaba con mi grupo de amigos «selectos», podía sentir la autenticidad de las palabras y acciones de los personajes. Y esto no solo se debe a la cercanía cultural entre Montevideo y Lima —que creo que es grande— sino también a las circunstancias que rodean a muchos adolescentes: la curiosidad sexual, las comparaciones, el deseo de ser aceptado o de encajar, la contrariedad a los adultos y el egocentrismo. Temas que siguen siendo complejos a día de hoy y que cada personaje experimenta de manera y magnitudes diferentes […] me hizo dar cuenta del impacto que tiene la toma de decisiones en el desarrollo de la personalidad, como si crecer fuese un alud intrépido e irreversible.

Te invito a conocer la reseña aquí en versión completa. Si te interesa leer la novela, te pido que me escribas por este enlace.

Me(n)sura

guy feet solesAyer cumplí catorce.
Estoy muy alto, crecí mucho hace poco.
Y estoy tranquilo, solo, en el jardín de atrás de casa, cómodo y fresco. Nadie me molesta. Camino tranquilo. Descalzo sobre el pasto. La gramilla me cosquillea. Me mido tranquilo. Me tanteo tranquilo. Más cosquillas.
Desde los doce tengo la costumbre de medirme con los pies.
A la hora que el sol les hace arrojar una sombra perfecta a las macetas del jardín, me paro descalzo en el mosaico del patio, lleno de dibujos, observo el punto en donde recae mi sombra, una flor, una hoja, un firulete, y después mido mi sombra, caminando desde donde estaba parado hasta ese punto donde vi recaer mi sombra.
Hoy me sorprendí, mido seis pies y medio. Seguir leyendo «Me(n)sura»

¡Campeones, a leer!

Logo C A Carabelas¿Quién dijo que los chiquilines no leen? Ahora, vos también podés ayudar a fomentarles este sano hábito. Es muy fácil.

El año pasado tuve el enorme gusto de conocer a Bruno Quarneti, director técnico de la Generación 2006 del Club Atlético Carabelas. Este entrenador de fútbol pone toda su pasión y empeño en hacer de un cuadro de barrio una verdadera segunda casa en donde no solo se aprende a jugar un deporte, sino también valores. El valor del esfuerzo, del trabajo en equipo, de la solidaridad. Y, no está de más recalcarlo: de la instrucción. Al respecto, vale la pena contar una anécdota, que a su vez nos lleva a un sencillo pero necesario llamado de colaboración a los lectores que lleguen a esta página. Seguir leyendo «¡Campeones, a leer!»

Nace la primera dupla de «Amigos orientales»

Te contaba en mi anterior entrada de un proceso creativo en una madrugada solitaria. Una reflexión fue tomando forma sola, fue adoptando un inesperado espesor, el de un personaje. Un «raro» que profería juicios de valor muy duros contra una sociedad. Un par de ojos ajenos que nos miraban a «nosotros» desde afuera. Ahora es el turno de mirar desde adentro. Bien adentro. Atención porque lo que vas a leer ahora fue saliendo todo así, casi sin reflexionar, tal cual.

gonza+fredoSiguen brotando las palabras de la lapicera. Siguen apareciendo rasgos faciales difusos. Todavía sin tener nombre ni rostros definidos aparece como insinuado un dúo de amigos muy jovencitos. Trece años, la edad en la que los cambios hormonales aparecen sin vuelta atrás. Como no tienen nombre (y no quiero apurar esa definición), voy a llamarlos «el ligero» (por apurado) y «el tranqui» (por tranquilo). Esos juegos de opuestos que tanto gustan, que tantas veces suceden en la vida. Que tantas veces me pasaron también a mí.

El ligero está muy apurado con las cosas que le pasan. Hace sin preguntar, lo tienen que frenar. Creció muy de golpe, ya mide un metro ochenta (estatura exagerada para ser latino), se da cuenta de que su estatura le permite pasar por grande si se hace el serio, aprovecha, es muy vivo, se hace el vivo. Muy diferente del tranqui, más sobrio, lento, viene despacito, todavía medio niño (aunque la procesión va por dentro). Este juego de contrastes me lleva a expresar las diferencias en un diálogo muy animado.

El propio juego de contrastes me dicta que el tranqui tiene ancestros nórdicos, tal vez un estereotipo de cabeza fría y racionalidad. Listo, la dupla está hecha, funciona, me sirve, es eficiente. Y pide más. Mucho más.

¿Qué pide? ¿Cómo les doy satisfacción al pedido? En la próxima te cuento.