Mis dedos no se tuercen.
Mi boca ya no tiembla.
Mis ojos no se cierran.
Mis piernas nada pueden.
Busca que te busca esa ayuda,
piensa que te piensa esa idea.
Algo que me saque, lo que sea,
aunque sea un resabio de duda.
Quiero retozar en mi cuna
y así comenzar a vivir.
Ansío gozar mi ventura,
sea cual sea el sentir.
Richard Clayderman toca Balada para Adelina de Paul de Senneville y Olivier Toussaint (1976). Esta melodía parece dibujar los rasgos de una criatura recién nacida, frágil e indefensa en su cuna, que quiere aventurarse en el mundo que tiene por descubrir. Pasan las décadas y esta música se escucha con la misma sencillez de siempre.
Originalmente publicado en Letras & Poesía el pasado mes de abril.
Estoy escribiendo esto y me emociono hasta las lágrimas. No quiero que mis amigos me vean así. Porque también me pasó hace un rato, viendo cómo perdíamos. Los holandeses casi nos llenan la canasta, de no ser por nuestro gol en la hora, pero ni con eso alcanzó. Adiós final. Adiós copa. Casi me tiro al piso a pegar con los puños. Lloré frente la tele como el peor.