
Un colega peruano, Pablo Alejos Flores, publicó recién en su blog una reseña de mi libro Tres terribles tigres. Se resume así:
A leer estas crónicas resonaban en mí los recuerdos de cuando iba al colegio e interactuaba con mi grupo de amigos «selectos», podía sentir la autenticidad de las palabras y acciones de los personajes. Y esto no solo se debe a la cercanía cultural entre Montevideo y Lima —que creo que es grande— sino también a las circunstancias que rodean a muchos adolescentes: la curiosidad sexual, las comparaciones, el deseo de ser aceptado o de encajar, la contrariedad a los adultos y el egocentrismo. Temas que siguen siendo complejos a día de hoy y que cada personaje experimenta de manera y magnitudes diferentes […] me hizo dar cuenta del impacto que tiene la toma de decisiones en el desarrollo de la personalidad, como si crecer fuese un alud intrépido e irreversible.
Te invito a conocer la reseña aquí en versión completa. Si te interesa leer la novela, te pido que me escribas por este enlace.


¡Cómo nos tomó por sorpresa!
Ayer no terminaba de asumir la noticia: el notable Joaquín Lavado, «Quino», ya no está más por aquí. Ahora pasó a la eternidad. Con todos sus notables personajes.
El genial humorista gráfico mendocino derribó todas las fronteras de su época con un humor tan fresco como desafiante, que todavía hoy nos hace pensar «adónde va este mundo». Son inolvidables las viñetas de Mafalda con el globo terráqueo, sus reflexiones, sus discusiones con los amigos de barrio, su amistad siempre tensa con una Susanita tan convencional, sus amigos Manolito, Felipe, Miguelito y Libertad. La familia de Mafalda, estándar para su época, también es un espejo en el cual mirarnos.
¡Gracias, Quino, por todo lo que nos dejaste! Muy merecidos tus reconocimientos en vida. No te voy a olvidar.
(Imagen extraída de Mafalda guaraníme 1, traducción a cargo de María Gloria Pereira; la exclamación del globo significa «¡Qué lástima!»).









¿Querés una birrita? ¿No tenés un tomatito para la ensalada? ¿Por qué no nos sentamos allá, al solcito? ¡Qué carita que tenés! ¡Epa, qué colorcito!