Etiqueta: Vida
Ciencia ficción: «Alive Alive Oh» #01
Las olas rompen sobre la costa de color rojo sangre, sonando igual que el oleaje de la Tierra: un tenebroso y potente estruendo. Ya hace diecisiete años desde que nos fuimos.
Owen y yo nos casamos en el Registro Civil de Cardiff. Alquilamos un apartamento cerca de la Universidad, un estudio pequeño. Me sentía muy cosmopolita, viviendo en la capital, solo extrañaba a Swansea un poco. Un buen día Owen llegó de noche y me preguntó qué pensaba sobre ir al espacio. Me reí porque pensé que me estaba tomando el pelo, pero no era broma: le habían ofrecido un puesto en una nueva colonia de terraformación en G851.5.32 y por supuesto que quería ir. Estaba aterrorizada, pero no es la clase de oportunidad a la que una se pueda rehusar, ¿verdad? Y era solo por diez años; luego podríamos volver para disfrutar de un digno retiro. Fama y fortuna, fue lo que él me dijo. A mí me gustó la idea de poder contarles a mis amigas.
Hola Emma corazón, ¿cómo estás? Sí, hace bastante tiempo, ¿verdad? ¿Te mudaste a la calle Mumbles? Qué lindo. Nosotros nos mudamos a un planeta extrasolar a dieciocho años luz. Y bueno, claro que ya estamos de vuelta…
Eso fue cuando yo pensaba que íbamos a regresar a Gales algún día.
***
El agua de aquí no se parece en nada al océano salino de casa. Es ácida y carcome la carne. Ni siquiera debería estar tan cerca de la costa, por si el rocío me alcanza y me quema. Todo sobre G851.5.32 es tóxico; permanecí tanto tiempo en este lugar, hasta yo lo soy. Seguir leyendo «Ciencia ficción: «Alive Alive Oh» #01″
Blogueo intenso (y continuado)
Vivimos en un mar de hiperinformación.
Navegamos en un océano de conmoción.
Buscamos identidad, vida y certezas;
por eso, valoramos mucho la franqueza.
Al bloguear por aquí y por allá,
vamos hallando a alguien más acá.
Nos acercamos desde muy lejos;
encontramos, al fin, nuestro espejo.
(continuación, gracias a Poetas Nuevos)
Olvidan todos que es la misma hiperacción
de encontrar un amigo de graduación,
se cuentan la vida de puras grandezas
al poco andar te revela sus tristezas.
Seamos honestos en compartir la verdad,
que para exceso de información tenemos ya
una montón de políticos mirando sus reflejos,
entre sombras de desilusión y salen ilesos.
Hierba humeante, rastas rechinantes
Hace una semana una revista literaria publicaba mi relato La peluca de rastas (hacer clic aquí para leerlo). Varios ya lo leyeron y me hicieron sus comentarios, que mucho agradezco. Hubo elogios, identificaciones, sentimientos, también críticas. Como siempre sucede cuando algo se publica. En especial, cuando toca temas tan actuales como peliagudos. El pelo peinado en forma de rastas les causa repulsión a muchos; y, si además de eso, quien lo usa fuma marihuana, son varios los que ponen el grito en el cielo. Seguir leyendo «Hierba humeante, rastas rechinantes»
La vida, maravilloso ropecabezas
¿Alguna vez les pasó que están armando un rompecabezas y se entreveran con la posición que debería ocupar cada una? Y, si igual encajan de algún modo, ¿el efecto no es sorprendente? Bueno… a veces, la vida es así. Las piezas encajadas en donde no se suponía que iban, pero… ¡qué sorpresas que depara el largo camino de ir encontrándoles su lugar!
Lean la versión original de este bloguero:
Have you ever had a puzzle that you didn’t know how to do just because of the messed up pieces everywhere and yet you still try and slowly that deformed puzzle start to take shape and after a while that shape turns into a beautiful picture
Same is life in the beginning it seems hard to us as we don’t know what we are gonna do with ourselves yet we keep on moving getting old and slowly our life starts to take shape and we end up in a path we never would have thought at the beginning
So even if you think that life is hard don’t stress it’s the most difficult puzzles that have the greatest treasure in the end
#life #puzzles
La peluca de rastas
Isaura me acarició las rastas, mientras me dormía despacio sobre las sábanas verdosas. El humo de marihuana apenas brotaba de los restos del cenicero de madera. Se acarició la barriga de seis meses donde Roni disfrutaba de su confort amniótico. Se recostó boca arriba y poco a poco fue conciliando el sueño.
***
—Crispín, no te me quedes. Te tengo que hablar.
Abrí los ojos medio despistado. Hacía tiempo que no escuchaba esa voz.
—Crispín, mi hijo querido. Te estás quedando. Ya no te queda tiempo.
Era mamá. Se me apareció en una visión radiante. Su figura esbelta flotaba encima de la perfecta redondez de la barriga de Isaura. Mis rastas adornaban el conjunto.
***
Las rastas. Esa moda rara que a papá no le gustaba nada, ahora era un furor. Mucha gente quería lucirlas. Pocos tenían paciencia para hacérselas. Fue otro de mis caprichos. Papá no supo detenerme. Como tampoco pudo frenarme otras cosas.
***
A los quince traje a la casa una novia de rastas que fumaba marihuana. Papá fumaba en pipa mientras me veía envuelto en humo verde, yo parecía tan feliz con esa chica de ideas raras. Yo aprendía como podía lo que era el amor. Había tenido durante doce años el feliz ejemplo de mis padres. Yo también quería hacer mi vida, reinventarme, lo hacía como me salía. Papá no rehizo su vida, siguió muy solo. Nadie iba a poder ocupar el lugar de mamá, y no tenía forma de darme una nueva madre. Le remordía la conciencia por no haberme hablado nunca con claridad sobre la muerte. Yo no sufría con la palabra muerte, no me dolía; la desconocía. Y corría peligro de terminar desconociendo también la palabra vida.
Le decían Calonga
Esta es la reproducción textual de un hermoso relato de la vida real.
Hay personas de las cuales se recuerda solamente el apodo: su nombre no importa. En el recuerdo quedan su bondad llena de anécdotas y su imagen física. En la vida de “El Calonga” quedaron perdidas las riquezas y una historia de amor desgraciado, pero de ellas prefiero no hablar… Seguir leyendo «Le decían Calonga»
Una jornada en la vida de un teletrabajador fraybentino

Son las 7 y media de la mañana en Fray Bentos, y el informativo de CX 160 Radio Litoral despierta a Yamandú con noticias de una guerra muy lejana. Yamandú se refriega los ojos, se levanta, y se dispone a despertar a Nahuel, como todas las mañanas. Los primeros rayos del sol ya tiñen las aguas del Río de los Pájaros Pintados; el mismo río que ciento cincuenta años atrás viese nacer a su querida ciudad natal al ritmo de la naciente industria cárnica uruguaya y mundial. Seguir leyendo «Una jornada en la vida de un teletrabajador fraybentino»