Categoría: No ficción

Panorama de las letras uruguayas contemporáneas

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En la fotografía, la Generación del 45, grupo de literatos uruguayos, reciben al poeta español Juan Ramón Jiménez y su esposa.
De izquerda a derecha, de pie: Maria Zulema Silva Vila, Manuel Claps, Carlos Maggi, María Inés Silva Vila, Juan Ramón Jiménez, Idea Vilariño, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama.
Sentados: José Pedro Díaz, Amanda Berenguer, Zenobia Camprubí, Ida Vitale, Elda Lago, Manuel Flores Mora.
Fuente: Wikimedia.

El escritor, ¡qué personaje!

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Hemingway escribe frente al espejo.

Ayer publicaba un poema que me salió una tarde, casi espontáneamente. Alude a un personaje que se escribe a sí mismo. Hoy vamos por la recíproca; un breve texto en prosa, referido al personaje que es el propio escritor. No por lo que crea, sino por lo que cree.

Crear y creer. Qué dos palabras tan hermosas. Hasta son confusas por momentos. «Quiero que usted cree XXX» frente a «¿Usted cree en esto que quiero?» Las mismas cuatro letras, pero con significados verbales distintos. O frases mucho más ambiguas, como: «Yo creo lo que creo», que se puede interpretar de varias formas. Seguir leyendo «El escritor, ¡qué personaje!»

De Granada a Bagdad

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fuente: http://tinyurl.com/zb9c2fo

La UNESCO publica una lista de ciudades literarias. La enumeración no hace más que soltarnos la imaginación y ayudarnos a soñar:

  • Granada, la antigua capital andalusí
  • Edimburgo, ciudad de las gaitas
  • Melbourne, en el país de los canguros
  • Iowa City, pionera en la enseñanza de la escritura creativa
  • Dublín, patria del inmortal James Joyce
  • Reykjavik, con sus cálidos géiseres
  • Norwich, donde se escribió el primer libro en inglés por una mujer
  • Cracovia, la ciudad con mayor densidad de poetas polacos
  • Dunedin, primer asentamiento de los maoríes
  • Praga, en el corazón de Europa
  • Heidelberg, ciudad universitaria entre los viñedos del Neckar
  • Ulyanovsk, la antigua Simbirsk, patria de Goncharov y Karamzin
  • Tartu, pionera de la cultura estoniana
  • Leópolis, cruz de caminos y culturas
  • Liubliana, centro político y editorial esloveno
  • Nottingham, cuna del legendario Robin Hood
  • Barcelona, capital editorial ibérica
  • Óbidos, bastión portugués
  • Montevideo, tacita de plata
  • Bagdad, cuna de la Casa de la Sabiduría

Vean la lista completa aquí, y un artículo en español.

Cultura contada clara

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La laureada novelista Claudia Amengual también se dedica a la investigación y a la docencia; fue en esta faceta que la conocí. Investiga mucho, también cuando escribe novelas. Pero esta vez asume la tarea de mostrarnos el universo cultural uruguayo en el ámbito periodístico. Un poco a modo de ayudamemoria y otro poco como caso de estudio, recurre a un programa radial de larga trayectoria. Entrevista a su conductor, que asume así protagonismo.

En el ensayo Una mirada al periodismo cultural: Jaime Clara y “Sábado Sarandí” se realiza un recorrido por los últimos quince años de la actividad radial del destacado comunicador. Su biografía es apenas un pretexto para acercarnos las vivencias que son el pan de cada día de cualquier informador decente en esa cosa tan vasta como inasible: la cultura. Seguir leyendo «Cultura contada clara»

Cuando tu madre se dedica a coser te crías rodeado de hilos.

Comparto esta historia de la pluma de un bloguero que evoca anécdotas familiares. ¿Suyas o mías? No estoy seguro, todo me suena muy conocido. Empezando por la máquina de coser de Blanquita…


Como en mis tiempos no había guarderías ni canguros, o por lo menos no las había para los hijos de los obreros, aprendí a hablar y a conocer el mundo dentro de casa. Y en mi casa se cosían las hermosas apariencias que traían las vecinas recortadas de las revistas…

Origen: Cuando tu madre se dedica a coser te crías rodeado de hilos.

Neología, nicho de mercado

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«Mercado» por Tarsila do Amaral. Fuente: http://wp.me/Pychf-55h

Un mercado no es otra cosa que un montón de necesidades y oportunidades de satisfacerlas. Con esta definición, parecería que todo es mercado. Bueno, no todo; pero casi. Si pensamos que en una lengua se usan miles de palabras viejas, nuevas, anticuadas, recuperadas, resignificadas, cambiadas, bastardeadas, prestadas… sí, es un mercado. Listo. ¿Y entonces?

Una lengua también tiene su propio mercado entre la gente. Se la vende bien y le damos valor, o se la esconde y la asfixiamos. Aquí no queremos ningunear ninguna lengua, queremos que valgan, que se aprecien, que la gente las compre. Que las oiga con gusto. Que aprecie y use su rico vocabulario.

Si se trata de una lengua hablada en un ambiente cultural en inferioridad de condiciones frente a otra cultura con un rol más destacado, inevitablemente se sufren procesos de erosión lingüística, se adoptan préstamos y calcos, se extranjeriza parte de la lengua propia. Un proceso no exento de conflictividad, pero muchas veces llevado por la necesidad.

Y al hablar de necesidades, volvemos a lo que es un mercado: un cúmulo de necesidades que se busca satisfacer. Si la terminología no satisface las nuevas necesidades, es porque la solución pasa por crear neologismos. Y ahí es donde llegamos a los temas de traducción, cultura, identidad. Y ética.

Un autor que menciono con mucho gusto en el ámbito traductoril es Antoine Berman. A partir de su obra se fue planteando un giro ético en traducción. Sería muy largo adentrarnos en eso; pero, para resumir algo que sirva en estos apuntes sobre terminología y neologismos, quiero hacer hincapié en un concepto: experiencia. La necesidad de reflexionar sobre la experiencia acumulada en la generación de textos traducidos, y en la producción de terminología que acarrea inevitablemente. Una tensión muy grande aparece cuando se entiende a la traducción como una reescritura, como una creación de algo que se sabe incompleto, tan incompleto como el propio escritor y como el sujeto traductor. La ética hace posible la traducción, consiste en aceptar la traducción como texto otro, como escritura, como experiencia que el traductor desarrolla durante su tarea.

Frente a tantos planteamientos centrados en lo lingüístico, Berman propone un enfoque diferente, centrado en la crítica. Se puede criticar mejor lo que se experimenta. La experiencia nos termina remitiendo, a su vez, a otro concepto relacionado con el ámbito cultural: descolonización. Pero eso ya merecería otro espacio. Es una ardua tarea para el día a día.

Sea como fuere, se tropieza con un montón de obstáculos al salir a ese mercado de palabras. Existe una obsesión por distinguir entre usos correctos y usos incorrectos, el purismo, el misoneísmo (rechazo cerrado de «lo nuevo»), la descalificación de usos (lo que «me suena mal», las palabras «feas», etc.) y una nostalgia por un pasado (a veces inexistente) en el que supuestamente se hablaba mejor.

También se perfilan inesperadas tendencias a futuro. Si nos fijamos en el caso de África Subsahariana, se está dando un intenso intercambio económico y cultural con China, incluso a nivel literario. Esto plantea nuevas influencias entre culturas y, por qué no, nuevos retos terminológicos.

Un gran desafío espera. Llenar un nicho de mercado con neologismos que, en la medida de lo posible, representen lo propio (o la apropiación), pero sin perder de vista la permanente e inevitable existencia de lo Otro.

Más blogs sobre la temática:


Artículo escrito como parte de la preparación para el Seminario Internacional sobre Traducción, Terminología y Lenguas Minorizadas. Jaguerojera ñane Ñe’ẽ Guarani, a celebrarse del 26 al 28 de agosto de 2016 en la Fundación Yvy Marãe’ỹ, San Lorenzo, Paraguay.

¿Traduzco un proyecto, o proyecto lo que traduzco?

Proyecto de traducción

Muchos me preguntan qué hace un arquitecto dedicado a la traducción. Sucede que fue una vocación tardía, como suele sucederle a casi un cincuenta por ciento de los traductores. Una inclinación descubierta en una instancia diferente, liberadora de la mente. Fue allá por 2001, después de un largo año de intensas vivencias de mediación intercultural. Me atreví a decirlo con todas las letras: si voy a integrarme a un equipo de arquitectos, ingenieros y constructores, ¡quiero ser el traductor de ese equipo! Palabras más, palabras  menos, así fue como comenzó todo. El resto fue mucha agua que pasó bajo el puente.  Seguir leyendo «¿Traduzco un proyecto, o proyecto lo que traduzco?»

Palabrotas y palomas

Mug fuck
Cortesía de Aneta Syrotkin

Cuando vamos caminando plácidos por una calle concurrida pero amena, de repente sentimos algo pastoso que nos toca. «¡Aaaagh, me cayó!» es lo que nos nace decir cuando una paloma nos derramó sus excreciones encima. Bueno, no exactamente eso, creo que cometí un error de imprenta con  la palabra de cuatro letras. O tal vez hayamos utilizado otra poderosa palabra de potentes propiedades provocativas, también de cuatro letras.

Parecería que esa economía de palabras también aparece en la lengua inglesa, si bien con otras características sonoras. Verán a menudo, en ciertos textos impresos, la expresión fuck (que también se suele sustituir por f * * k para saltear filtros informáticos de palabras). Sí, es un vulgarismo. Tan vulgar como la palabra castellana p * * a (aaah, ¿vieron cómo también la conocen? Y también la usan, no mientan…). Seguir leyendo «Palabrotas y palomas»

Apagón con (des)conexión

iluminacion-faroles-antiguedades-18311-MLU20153269175_082014-YQuienes vivan inmersos en la modernidad tecnológica, tal vez se sorprendan de saber que todavía hay apagones, cortes de luz, interrupciones del suministro de energía eléctrica, o como les quieran llamar. Pero sí, existen. Hoy de mañana fue sorpresivo. A veces, son parte de un programa de mejora de infraestructura. En el pasado, hasta eran programados.

Estoy hablando de fines de los años 70, épocas de encarecimiento del petróleo, carencias de infraestructura energética, y otras yerbas que no vienen a cuento. Lo que sí les cuento es que en mi barrio tocaban apagones los domingos. Las familias preparaban sus faroles a mantilla, sus velas, sus braseros, sus estufas a leña. Todo lo que diera luz por combustión servía. Y por consecuencia tenía que toda la familia se reunía, como adorando el fogón. Porque ya fuera carbón o vela, no había novela en la televisión. Les confieso: me encantaba jugar con el sebo de las velas.

Hoy nos volveríamos locos. Pero en ese entonces, nos organizábamos un poco. Nada de entretenimientos electrónicos de ninguna especie. Apenas alguno que se animaba a leer o escribir a la luz del farol, si era suficiente. Pero la mente no descansaba. Muchos cuentos se contaban, muchas anécdotas llenaban las bocas. Las personas serían pocas, pero la curiosidad era grande. Porque siempre se aparecía algún nuevo-viejo cuento, algún olvidado pariente, algún recordable amigo en la narración.

¡Qué recuerdos de apagón!

¡Qué nochecitas con emoción!

Le decían Calonga

Esta es la reproducción textual de un hermoso relato de la vida real.


Hay personas de las cuales se recuerda solamente el apodo: su nombre no importa. En el recuerdo quedan su bondad llena de anécdotas y su imagen física. En la vida de “El Calonga” quedaron perdidas las riquezas y una historia de amor desgraciado, pero de ellas prefiero no hablar… Seguir leyendo «Le decían Calonga»

Un rey llamado Juan Carlos

ONETTI
Foto de archivo (sin fecha) de Juan Carlos Onetti. Fuente: http://blogs.grupojoly.com/disidencias/tag/juan-carlos-onetti/

Quienes nacimos y vivimos en un país surgido bajo la bandera del republicanismo, vemos a la realeza como algo lejano. Raro, remoto, rebuscado, un poco altivo, acaso distinguido del resto. Así las cosas, cuando vemos pasar a un legítimo miembro de una casa real, abrigamos una extraña mezcla de admiración y curiosidad. Así fue como me sentí, allá por 1983, cuando el penúltimo titular de la corona de los Borbones visitó Montevideo. Al igual que tantos vecinos de Punta Carretas, caminamos hacia Bulevar Artigas, importante arteria que homenajea al máximo prócer oriental (el mismo que casi dos siglos antes luchara contra el ejército de otro Borbón) para ver pasar, saludar y vivar a Juan Carlos. Horas después, muchos otros conciudadanos uruguayos aplaudirían a rabiar cuando el muy mentado monarca se daba el gusto de refregarle en la cara a un dictador militar las virtudes civiles y morales de los sistemas democráticos. Y también, de aludir elogiosamente a un rey de las letras, un uruguayo exiliado en España, su más insigne tocayo: Onetti.

Seguir leyendo «Un rey llamado Juan Carlos»

Colección de blogs uruguayos

Flag of Uruguay
Bandera de Uruguay. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Flag_of_Uruguay.svg

A modo de recopilación sin ánimo exhaustivo, se lista una colección de blogs uruguayos en WordPress, con énfasis en temas culturales y sociales. Para tenerlos todos juntos en un solo lugar. Seguir leyendo «Colección de blogs uruguayos»

Digitación y dactilografía

¿Cuánta gente usa un teclado? Celulares, tablets, portátiles, teclados convencionales… ejemplos sobran. ¿Cuántos escriben con un solo dedo o dos? ¿Cuántas consultas tendrán los reumatólogos dentro de unos años, lo pensaron? ¡Qué genial que es repartir el esfuerzo entre varios dedos! ¡Qué práctico que es poder usarlos todos, para algo los tenemos! Seguir leyendo «Digitación y dactilografía»

Punta Carretas de la infancia

La calle Joaquín Núñez, en la cuadra de Luis de la Torre a Benito Nardone, fue mi patria chica durante cuatro años. Ese viejo Punta Carretas con doñas que salían a barrer la vereda, con almacenes esquina por medio, afiladores de cuchillos, heladeros y vendedores de barquillos, estaba lleno de vida tranquila. Seguir leyendo «Punta Carretas de la infancia»

Cuando no nos dejaban usar calculadora

Eran otras épocas. Usábamos más la cabeza. Otra no nos quedaba. No teníamos celulares ni tablets. Tampoco había música ni televisión en el liceo, ni pensarlo. Para colmo, prohibiciones. Nada de pelo largo, nada de piercings (¡sólo las nenas usan caravanas!), nada de calzado deportivo, nada de ropa colorinchuda. Nada de muletas tecnológicas, hay que pensar con la cabeza y hacer con el lápiz. Es así como lo leen: se prohibía usar calculadora en clase. Había que calcular las sumas, restas, multiplicaciones y divisiones a mano. Y hasta raíces cuadradas. Todo. Seguir leyendo «Cuando no nos dejaban usar calculadora»